La literatura independiente en las escuelas.

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¡Bienvenidos una vez más a mi blog! Ya con casi todo bajo control y apenas un par de detalles para arreglar, les traigo una entrada que les va a encantar.

Yo siempre digo que el propósito de la materia de lengua y literatura en las escuelas es, en gran medida, el cultivar en los más jóvenes el hábito y la pasión por la lectura. El tema es, ¿cómo hacerlo?

Cuando obligamos a los adolescentes a leer obras que no entienden, que no se ajustan a su lenguaje cotidiano y que no pueden asociar con su edad, terminamos por causar el efecto contrario al deseado.

Si a un chico promedio de catorce años lo obligamos a leer obras como Niebla, Cien años de soledad, Don Quijote de la Mancha, Hamlet u otros clásicos, es probable que los odie. Que deteste la obligación de sentarse a leer algo que no se entiende, que le resulta aburrido y que no puede relacionar con sus pasiones diarias. Al final, ese chico va a terminar por ver la película o bajar el resumen de internet porque no le interesa la lectura.

Sin embargo, si a ese mismo chico le decimos que lea Harry Potter, Los juegos del hambre, Elantris o cualquier otra novela juvenil pensada para lectores de su edad, es probable que se enganche, que disfrute de la historia. ESO ayuda a generar un hábito lector. Es probable también que este mismo chico, en un par de años (o décadas) vaya a buscar los clásicos que mencioné antes para ampliar sus horizontes, con una mentalidad distinta.

Pero vayamos un paso más adelante. ¿Y si hacemos que el chico lea algo escrito para jóvenes de su edad, pero que además ha sido creado por un autor joven y de su país/ciudad? Mostrarle a un adolescente que otra persona no mucho mayor que él/ella ha escrito un libro y lo ha publicado es genial. Y si esa persona, además, es un ser humano común y corriente, accesible, mejor. Esta clase de lecturas permite abrir miles de puertas en los más jóvenes.

Primero, porque son capaces de ver elementos de su día a día en las páginas.

Segundo, porque pueden conocer y conversar con el autor. Uno no puede ir a charlar con J. K. Rowling, pero nada te impide organizar una charla con los escritores locales.

Tercero, más allá de despertar la pasión por la lectura, aquellos jóvenes con mayor inclinación literaria verán que ellos también pueden lograrlo. Que pueden crear una historia y que a otros les agrade. Que pueden cumplir el sueño de tener una copia de su propio libro en las estanterías. Y no hay nada más grandioso que la gestación de un sueño.

A esto quería llegar con la entrada.

Algunas editoriales pequeñas se acercan a las escuelas con sus títulos y autores; algunos escritores buscan por su cuenta la forma de llegar al sistema educativo. Pero por fortuna, también existen escuelas y profesores que buscan apoyar la literatura local y contemporánea como forma de incentivar a los más jóvenes.

Un ejemplo grandioso de esto es lo que hace Virna con sus alumnos de Villa Ballester (disculpen que prefiera no brindar datos específicos).

 

Virna es profesora de lengua y literatura en el secundario, pero también es una escritora independiente muy talentosa.

Me puse en contacto con ella a principios del 2016. Teníamos algunos conocidos en común y compartíamos varios ideales literarios.

Entre conversación y conversación, fuimos planeando proyectos. Intercambiamos ideas y sugerencias. Ambas leímos la obra de la otra y forjamos una sólida amistad.

Cuando publiqué Purgatorio, Virna me contactó con una propuesta: si la editorial podía hacerle un precio por la compra de varios títulos, ella quería que sus alumnos leyeran mi novela como parte del currículo de la materia para el año 2017.

Encantada con la idea, acepté. Esta no era la primera vez que Virna trabajaba con literatura independiente argentina.

En agosto del 2017, me enteré que los chicos habían terminado con la lectura. Algunos incluso me escribieron por correo electrónico o por Wattpad para hablar sobre el libro. En sus clases, trabajaron sobre portadas alternativas para la obra, preguntas que quisieran hacerme y otras cosas.

Llegado septiembre, organizamos una videoconferencia con los alumnos. Ellos no sabían qué esperar de mí. Yo no sabía si los chicos estaban remotamente interesados en la idea. Y la profe temía que nadie prestara atención. Pero de todas formas, lo intentamos.

Con el proyector en una pared del salón de clases, los chicos me saludaron llenos de ánimo. Se notaban un poco tímidos, pero interesados. Hicimos un ping-pong de preguntas y respuestas sobre la novela, sobre la literatura en general y sobre otras de mis obras. Además, los sorprendí con un regalo para las chicas que hicieron la mejor portada alternativa para Purgatorio (<< imagen a la izquierda).

Durante casi una hora, las manos comenzaron a alzarse. La timidez se esfumó a medida que entrábamos en confianza. Entre coloquialismos y anécdotas de todo tipo, el tiempo se nos pasó volando.

Yo abandoné la PC con un balance más que positivo de la conferencia, pero no dije nada porque quería hablar con Virna a ver qué pensaba ella.

Nos pusimos en contacto esa misma tarde. Al parecer, los chicos estaban muy emocionados y motivados con la charla. Se quedaron con varias preguntas que no alcanzaron a hacer y siguieron hablando sobre la novela después de terminada nuestra conversación.

La profe y la directora de la escuela no lo podían creer. El resultado de esta iniciativa despertó interés en chicos que venían flaqueando mucho en la materia, también logró generar interés en la literatura nacional; varios de ellos hacían hincapié en el voseo de la historia.

Excelente.

Creo yo que esta escuela se abrirá pronto a nuevos escritores nacionales, a nuevos libros escritos por jóvenes y para jóvenes, a la literatura online y a nuevos horizontes. La experiencia ha sido más que satisfactoria para todas las partes.

Espero que en el futuro pueda ver a muchos otros profesores de lengua y literatura con esta misma dedicación y compromiso, con las mismas ganas que pone Virna para que sus alumnos cultiven el amor por la literatura.

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